lunes, 15 de mayo de 2017

¿Mejora en los ratos libres?




A la pregunta de cuándo hay tiempo para mejorar, la respuesta más básica suele ser nunca. Una situación que se repite en las empresas es que nunca hay tiempo disponible, libre, para dedicarlo a la mejora. El complejo día a día absorbe la mayoría, sino todos de los recursos disponibles de las compañías, principalmente el más preciado de ellos, el tiempo de las personas. Y queda en manos de la voluntad de las personas el poder dedicar algo de su tiempo para la mejora debido a la buena voluntad o a la disponibilidad puntual de tiempo.

Si esto lo combinamos con los ciclos habituales de bonanza con falta de capacidad por el exceso de pedidos o de crisis con escasez de pedidos y exceso de capacidad no encontramos en el primer caso que la única prioridad es ser capaces de cumplir con la demanda y en el segundo caso que sí que se necesita la mejora, pero se tiene que recurrir a medidas drásticas y rápidas alejadas de un enfoque lean de la mejora, simplemente en una reestructuración no planificada ni organizada.

Así, cuando se escucha que la Mejora ya se hará cuando se tenga un momento es similar a decir que no se hará nunca, ya que nunca hay esos momentos disponibles.

Por eso, para poder realizar la mejora serían necesario reunir los siguientes elementos:

1. Compromiso firme y constante 
Como una necesidad básica para la empresa que tiene que mantener en todo el tiempo de su existencia, formando parte intrínseca de su ADN y demostrándolo con hechos diariamente para que no quede sólo en buenas intenciones.

2. Objetivos 
Plantear hacia dónde hay que enfocar la mejora, cuáles son las prioridades de la empresa donde es más importante y urgente aplicar la mejora, independientemente de que se pueda mejorar en todos los ámbitos de la empresa. Conseguir la máxima eficiencia y eficacia a los recursos destinados a la mejora.

3. Una metodología 
Disponer de una sistemática establecida para la gestión y realización de las mejoras que permita una uniformidad en su planificación, ejecución y medición.

4. Un plan
Una planificación regular de las mejoras, proyectos y actividades que, aplicando la metodología, se enfoquen en los objetivos de mejora y se optimicen los recursos dedicados intentando evitar actividades que, aunque provechosas, no sean prioritarias. Adecuando a la situación de la empresa, pero sin dejar de “pedalear” en el camino de la mejora.

5. Recursos
Hay que definir cómo, además del día a día, existirán y se dedicarán recursos, recordemos que el más importante es el del tiempo de las personas, para la realización y la gestión de la mejora dentro de la compañía.

Como se puede entrever, la mejora no es un tema sencillo ni “para cuando tenga un momento”. Pensemos profundamente si nuestra organización quiere o no mejorar y si está realmente enfocada para conseguirlo.

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