El pasado 28 de Febrero el actor Leonardo DiCaprio recibía a sus 41 años el Premio de la Academia, el Óscar a mejor actor.
DiCaprio recibió su primera nominación a los 19 años por '¿A quién ama Gilbert Grape?' (1993) y volvió a ser nominado hasta en 5 ocasiones más. Por el camino ha realizado papeles de mérito con grandes directores como Scorsese, Eastwood, Mendes y Nolan con los que se alió pero las decisiones del jurado y la coincidencia con otras grandes actuaciones de otros compañeros de profesión le arrebataron el preciado premio.
DiCaprio ha tenido que sobreponerse con gran constancia a los fracasos, al peso de la crítica y las puyas de la gente que aprovechó para hacer mofa con sus intentos y su obsesión por conseguir la preciada estatuilla.
Algunas lecciones que se podrían extraer del viaje realizado por DiCaprio hasta conseguir el Oscar:
- Disponer de un objetivo claro
- Seleccionar muy bien las batallas, donde depositar los esfuerzos y recursos
- Buscarse los mejores aliados posibles
- Obviar la crítica, las opiniones en contra, la burla,...
- No desfallecer ante el fracaso
- Insistir, insistir, insistir,...
Si lo comparamos con las actuales urgencias existentes en las empresas nos encontramos con todo lo contrario ya que, a menudo, no se dispone ni del tiempo ni la paciencia a veces necesarios para la realización de las mejoras o cambios o incluso la implantación sobre el terreno de la estrategia de la empresa. Todo se requiere con plazos inmediatos e incluso las actuaciones de mayor calado no llegan a madurar. Hay un enfoque cortoplacista que promueve actuaciones de resultado inmediato que en algunos casos son contraproducentes para un resultado final óptimo a largo plazo, para el cambio de fondo.
Por otro lado, el fallo, los errores, aún trabajados con gran esfuerzo por parte de un equipo competente, incluso con todos los mimbres para tener éxito, no son bien recibidos y son motivo de una presión y urgencias añadidas.
El premio Oscar conseguido por DiCaprio es un ejemplo excelente de la perseverancia para conseguir los objetivos. Sería interesante que en algunos casos las organizaciones sean capaces de ofrecer el tiempo y recursos necesarios y que se valoren los fallos como parte del camino hacia el éxito. Se necesitan profesionales que sean capaces de defender las buenas ideas aún sabiendo de las dificultades que puedan aparecer para conseguirlas.
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