miércoles, 25 de febrero de 2015

El sentido de urgencia en hacer las cosas

  


Normalmente cuando nos estamos preparando para irnos de vacaciones o hacer algún viaje de fin de semana las tareas que tenemos que realizar como por ejemplo hacer las maletas, arreglar la casa, dejarlo todo recogido, etc… estas tareas nos ocupan varias horas en realizarlas si las hacemos bien, el día de antes de irnos de vacaciones si no hemos realizado las tareas debido a que las hemos dejado para el final somos capaces de terminarlas en una hora.
Nosotros sabemos que solo tenemos un día realizar todas las tareas entes de irnos de vacaciones para dejarlo todo en orden, y nos las arreglamos para terminar el trabajo en periodos de tiempo mucho más cortos de lo habitual.
Una explicación a este fenómeno es que, cuando sabemos  que tenemos tiempo por delante para desarrollar cualquier tarea, nuestro cerebro se relaja.

Al no tener la sensación de urgencia, es muy fácil que nos dispersemos en otras actividades y no tengamos muy presente las tareas que tenemos que hacer antes de irnos de vacaciones.
Cuando por el contrario, sentimos la presión de las fechas límite y la falta de tiempo, es cuando nos entra esa sensación de que no tenemos nada hecho y nos vamos como quien dice mañana, inconscientemente filtramos actividades que no nos acercan a nuestro objetivo y las dejamos de lado, y nos centramos solo en aquello que es realmente importante para conseguir nuestro objetivo.
Podríamos hacer un símil como si la tarea a realizar fuera un muelle, este se contraerá o se expandirá en función del tiempo disponible que se le aplique.
Para estos casos la Ley de Parkinson dice que  “el trabajo crece hasta ocupar todo el tiempo disponible para su realización”, esta ley la aplicamos cuando sentimos esa sensación de presión debido a que se acerca el momento de irnos y no hemos realizado las tareas necesarias.
Cuando llegamos a esta situación de urgencia por resolver las tareas tenemos que evitar 2 efectos perjudiciales que surgen debido a que no determinamos adecuadamente el tiempo a dedicar en estas tareas.

1.La Chapuza
Entre trabajar deprisa porque nos quedamos sin tiempo y trabajar con eficacia hay un abismo. Cuando posponemos las tareas en exceso, cuando estimamos tiempos demasiado cortos para las actividades que realizamos, el resultado suele ser una chapuza o lo que es lo mismo un trabajo de poca calidad.

                            Un tiempo demasiado corto no aporta valor al trabajo.

2.El perfeccionismo
En el otro lado tenemos el perfeccionismo, definido como la tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado.
                    Un tiempo demasiado largo a una tarea no aporta valor al trabajo
     
                                         “ Lo perfecto es enemigo de lo bueno”
Tan malo es uno como el otro, ni dedicar poco tiempo, ni dilatar la tarea en exceso, el punto intermedio es el objetivo donde deberíamos ubicarnos  en la gestión del tiempo.
Hemos de ser capaces de calcular cuánto tiempo debemos dedicarle a una tarea para que el resultado sea satisfactorio para nosotros.
Al realizar estas tareas hemos de ser eficaces ósea lograr el resultado que deseamos, conseguir nuestro objetivo  pero a su vez eficientes con el mínimo de recursos posibles.

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