lunes, 30 de junio de 2014

¿Realmente implicamos al personal?



Es habitual encontrarse empresas donde ante una primera pregunta acerca de si se ha implantado alguna actividad de mejora, la respuesta es afirmativa y ante una segunda pregunta referida a si los trabajadores del área o proceso han participado en la misma la respuesta es un “por supuesto”.

Como todo en la vida, a veces es cierto y a veces no tanto ya que en algunos casos, una vez en al área o proceso mejorado se nota, se siente, que no está para nada interiorizado en el ADN de las personas que trabajan todos los cambios o mejoras que se han propuesto.

En algunos casos ha venido un experto externo (consultor o directivo) que, al estilo de la consultoría tradicional, ha hecho un informe o recomendación de los cambios o mejoras a realizar.

También puede pasar que alguien de la empresa se ha leído unos libros, buscado por internet o asistido a un curso o conferencia y a partir de esa información, y con toda su buena voluntad, ha dicho qué es lo que había que hacer.

En otros casos se llega a crear un procedimiento, como otros tantos que existen en la empresa, con la esperanza de que por su mera existencia, por estar a disposición, el personal vaya a seguirlo, cumplirlo y vivirlo.

Aún con la participación de implicación de los trabajadores/empleados/clientes/stakeholders que forman parte del área o proceso puede ser difícil conseguir implantar y mantener los cambios que se hayan planteado, cuánto más lo es si los mismos que están en el día a día, que son los que tienen que “velar” por el cumplimiento de los nuevos estándares definidos no participan y ven cómo, “desde fuera”, se le imponen cosas que les afectan en su gestión diaria.

Para implicar a los trabajadores, algunas recomendaciones podrían ser las siguientes:

Demostrarles la importancia que tiene para la empresa haciendo que los trabajadores puedan dedicar parte de su tiempo a la mejora del proceso o área.

Permitirles participar en el proceso de mejora aportando sus ideas y sugerencias

Poner en marcha (algunas de) las cosas que se plantean

Permitirles equivocarse

No crear falsas expectativas

Cumplir las promesas (planes de acción definidos y aprobados)

Si queremos que el personal se implique no esperemos que ocurra por generación espontánea ni porque colguemos un “papel” en su área donde se dice que hay que mejorar. Demostremos con hechos el interés y dejemos que puedan participar activamente en la mejora. 

Y hay que recordar que informar no es sinónimo de implicar.

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